lunes, 19 de enero de 2009

CADILLACS


CRONICA DE LFC EN CORDOBA

Durante más de dos horas y media, un estadio colmado de fans (aproximadamente 20 mil) recibió con un fervor sostenido la primera escala argentina de la gira Satánico Pop Tour, la que ya pasó por México y Perú antes de aterrizar en la capital cordobesa y poner rumbo hacia Buenos Aires para los dos River programados.
Los Fabulosos Cadillacs, después de una ausencia de seis años, volvieron a ocupar un lugar que no sólo quedó vacante sino que creció el vacío, con el paso del tiempo, tal como se comprobó con una inmensa mayoría de espectadores adolescentes y apenas veinteañeros que a lo sumo los habrán visto una vez antes de ahora.
Desde arriba del escenario, la banda conectó química inmediatamente con su público.Así, desde los compases iniciales de su característica apertura, con el tema distintivo de James Bond, el público no paró de aplaudir, bailar, saltar y corear las letras. Con los dos primeros temas (“Manuel Santillán el león” y “Mi novia se cayó en un pozo ciego”), el clima parecía al de otros artistas logran recién a la hora de los bises. Semejante entusiasmo no decayó jamás, y no sólo debido a una sucesión de hits que ya son auténticos clásicos, sino también a momentos de una imparable energía y emoción que se contagiaban desde el escenario.
La lista de temas abarcó todas las épocas de su carrera, desde la irresistible invitación al pasito ska de “Estoy harto de verte con otros” o “Basta de llamarme así”, hasta un “El genio del dub” en el que resulta imposible no sucumbir ante su ritmo.
La banda suena contundente y transmite unas ganas enormes de tocar y celebrar el encuentro con fans históricos y con una nueva generación. Vicentico subió de traje negro y con bastón, con esos movimientos heredados de Madness que ya son su sello propio, además de tocar la armónica y empuñar tanto la guitarra como el bajo. Flavio Cianciarulo, de look elegante y sombrero, fue una constante usina de movimiento y música desde su bajo. Y la sección de vientos improvisaba pasitos de coreografía entre Sergio Rotman, Dany Lozano y Hugo Lobo. Tanto el nuevo guitarrista, Matías Brunel, como el percusionista Gustavo Martelli, cubrieron con soltura dos posiciones difíciles de reemplazar.
De las nuevas canciones hicieron “La luz del ritmo” y su versión de “Wake Up and Make Love to Me”, del inolvidable Ian Dury, completando un repertorio que incluyó perlas muy festejadas como “Muy muy temprano”, “Saco azul” (sin intervención de Valeria Bertucelli, la mujer de Vicentico, quuien estaba entre el público, una lástima) y “Calaveras y diablitos”.
Otro acierto fue la puesta en escena, con un total de hasta diez músicos tocando muy juntos y compactos, pero rodeados por una imponente estructura con tres tarimas donde se apoyaban cinco hileras de seguidores y luces. A los costados, con pantallas de video ampliaban tomas del show o mostraban imágenes pregrabadas con animaciones o filmaciones.
En cuanto a los invitados, Pablo Lescano y Luciano Junior para la nueva versión de la cumbia “Padre Nuestro”, Mimi Maura en “Vasos vacíos”, Ástor Boy (el hijo de 11 años de Flavio) en “Guns of Brixton”, el cover de The Clash, y el mánager Vaino Rigozzi en los últimos bises.
Mención especial para la presencia de un ausente: el percusionista e Inolvidable Toto Rotblat, quien falleció principios de marzo, cubrió el recital con un velo emotivo. Su partida pegó tan fuerte en el grupo que le dedicaron a su memoria “La luz del ritmo” y un tema especial incluido en él, además de los 50 shows del Satánico Pop Tour ’08.
En el Chateau, el homenaje vino de la mano de “Los condenaditos”, que se diluyó en un telón de percusiones con imágenes de Toto tocando en dos pantallas gigantes.
Si bien los grandes éxitos fueron el hilo conductor del show, uno de los puntos más altos fue una seguidilla imbatible que incluyó “Gitana”, “Carnaval toda la vida”,“Matador” , “Satánico Dr. Cadillac” y “Mal bicho”. Nostálgico y ultra fiestero, el pasaje hizo bailar a nietos, hijos, padres y abuelos por igual.
El público cordobés acompañó cada consigna e invitación de Vicentico, agachándose para el rezo final de “Mal bicho”, levantando los brazos cuando la letra de “Vasos vacíos” menciona eso mismo, y por supuesto, haciendo el típico movimiento de brazos con la cumbia villera.
Quedan en el tintero las expresiones de felicidad que se multiplicaban en la gente y en el gesto de los músicos, como unos guiños musicales a la ópera rock y los coros del estadio entero para exigir “Yo no me sentaría a tu mesa” para los bises. Hay más, claro, porque Los Fabulosos Cadillacs han vuelto y eso no es, precisamente, poca cosa.
Una provincia 100% Cadillac, Córdoba siempre fue un lugar que recibió con entusiasmo multitudinario a Los Fabulosos Cadillacs. Hace ya 21 años, la banda supo tocar ante un Chateau Carreras lleno, en el marco de un festival donde también se presentaba Sumo. Y en otra oportunidad, aún en los años ochenta, colmaron el estadio Atenas con un invitado